17-11-2011.- Los cambios de estilo de vida que obligan el ritmo y las exigencias de la vida universitaria, ya sea de un estudiante, profesor o trabajador, tienden a desequilibrar los buenos hábitos alimenticios, un desequilibrio que pone en riesgo la salud.
La profesora Jennifer Bernal, de la Sección de Nutrición del Departamento de Procesos Biológicos y Bioquímicos, explicó que es característico en la universidad, en especial en la comunidad estudiantil, incrementar el consumo de comidas rápidas, con abundantes grasas, de refrescos, calorías vacías (con poco aporte nutritivo) y bebidas alcohólicas o estimulantes, al tiempo que se incurre en la disminución del consumo de frutas, vegetales y agua.
Por si fuera poco, se reduce el tiempo destinado a las comidas y se tiende a saltar el desayuno, almuerzo o cena, o a ampliar el tiempo transcurrido entre una comida y otra; además, se reduce la actividad física y se cae en el sedentarismo, y desciende el número de horas de sueño. “Estas prácticas son nefastas para la salud”, indicó Bernal, quien fue la primera expositora de la II Jornada “Nutrición, tu mejor medicina preventiva”, organizada por el Departamento de Nutrición de la Dirección de Desarrollo Estudiantil (Dide) en conmemoración del Día Nacional de la Alimentación.
El desayuno es la comida que más se omite, por lo que Bernal recomienda que se planifique la rutina diaria de modo de tomarlo como máximo una hora después de haberse levantado. “No desayunar afecta la concentración, nos trae dificultades para resolver problemas y nos hace sentir más fatigados”. Texto completo http://usbnoticias.info/post/13336