Keep the fume hoods going

12-07-19.-

Para los químicos que ejercen en países política y económicamente inestables, la vida es una lucha: trabajar  con pocos recursos y pocas fuentes de financiamiento. Llevar la vida a menudo en un contexto de protestas, incluso los aspectos básicos de la vida diaria suelen ser difíciles.

Así comienza el reportaje escrito por Rachel Brazil, con fotos de Marcelo Pérez del Carpio/Bloomberg/Getty Images,  publicado fechado el pasado 11 de julio en Chemistry World, la revista electrónica de The Royal Society of Chemistry. El título Keep the fume hoods going, no es otra cosa que una forma de indicar que se trata de mantener la llama de la investigación viva en las universidades.

El texto muestra como los científicos venezolanos, en este caso los químicos, luchan por mantenerse trabajando a pesar de las adversidades. Como lo exponen los dos párrafos siguientes, extraídos del reportaje.

El impacto en las universidades ha sido enorme. El financiamiento del gobierno ha disminuido dramáticamente y los efectos de la hiperinflación se traducen en que las universidades apenas pueden pagar los salarios, y mucho menos la investigación. “No hay financiamiento estatal, por lo que la investigación es marginal o inexistente. No es posible la enseñanza de calidad porque el presupuesto universitario es una fracción muy baja de lo que se necesita”, dice Sócrates Acevedo, químico de la Universidad Central de Venezuela en Caracas.

La mayoría de las universidades públicas están trabajando en condiciones muy duras y algunas de ellas están cerradas en este momento”, dice Benjamín Scharifker, profesor de Electroquímica en la Universidad Simón Bolívar (USB) y rector de la Universidad Metropolitana, institución privada en Caracas. De las 100 universidades de Venezuela, alrededor de 70 son financiadas con fondos públicos, incluidas las instituciones de investigación intensiva más prestigiosas, como la USB.

Scharifker explica: “en la USB tenemos deficiencias en el suministro de electricidad y en una semana normal el servicio de agua potable es solo durante 2 o 3 días, por lo que es imposible realizar experimentos de manera continua”.

Los salarios académicos han caído al rango de 10 a 20$ por mes, lo que significa que muchos profesores luchan por cubrir conceptos básicos como la comida y transporte, dice Acevedo.

Muchos profesores han abandonado el país o se han trasladado a trabajos no académicos y aproximadamente la mitad de los estudiantes se han dado por vencidos abandonando sus estudios. “Mi grupo de investigación en Electroquímica solía tener cinco profesores y entre 15 y 20 estudiantes de investigación. En este momento todo el personal de investigación ha salido del país: mis dos principales colegas se fueron a España y los Estados Unidos y dos colegas jóvenes se fueron a la Argentina”, cuenta Scharifker. Al menos 1600 profesores se han visto obligados a abandonar las cinco principales universidades públicas desde 2012 debido a presiones financieras.

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